Septiembre 2010: Reconstrucción debe rediseñar el modelo de desarrollo urbano

Terremoto develó deficiencias en el crecimiento “tentacular” del Gran Concepción

Investigación de las universidades De Concepción y Del Bío Bío explica que el crecimiento urbano de la provincia es fragmentado, con un exceso de vialidad y falta de subcentros, lo que se suma a la ocupación reciente de humedales y mesetas. Desequilibrios en crisis por el sismo y que requieren ser modificados con descentralización, coordinación y visión territorial del desarrollo, según investigador principal, Leonel Pérez Bustamante.




No es casualidad que tras el terremoto el punto de mayor conflicto en el Gran Concepción sea la conectividad para el transporte entre las casas, trabajos, colegios y universidades o que el tsunami afectara varias poblaciones ribereñas al mar y humedales e, incluso, que los habitantes de pasajes y condominios llegaran hasta las armas para protegerse de supuestas bandas de asaltantes.

Esas dificultades, impactos y reacciones tienen que ver con la forma como se ha desarrollado esta conurbación en sus aspectos más negativos y que, teniendo raíces en el desarrollo similar de las ciudades del capitalismo del siglo 21, también tiene características propias.

El elemento importante en esta situación es que la reconstrucción de las ciudades que forman el Gran Concepción debiera no sólo retomar lo existente, “sino dar una mirada que permita mejorar esas deficiencias históricas del desarrollo del área metropolitana de Concepción”, para que la vida en la ciudad mejore y, en tiempos de efectos por fenómenos naturales, no impacten tanto debido a estas complejidades.

Así lo plantea el arquitecto y doctor en urbanismo Leonel Pérez Bustamante, quien realizó dos estudios en conjunto con otros seis especialistas de las univesidades De Concepción y Del Bío Bío, en la que explica el tipo de crecimiento urbano del Gran Concepción y el impacto en éste de los grandes conjuntos residenciales.

Tal como señala Pérez Bustamante, “la ciudad es la expresión espacial de la sociedad”, por lo que las carácterísticas de ésta necesariamente muestran la forma en que se vive, el desarrollo económico y su globalización, las formas culturales que estas conllevan; como también factores específicos señalados en el estudio del urbanista de la Universidad de Concepción, como el crecimiento urbano a partir de la industrialización iniciada por Huachipato y continuada por otras empresas que crearon barrios para sus trabajadores o la inversión estatal en poblaciones planificadas con microcentros de servicios como la Villa San Pedro o las remodelaciones urbanas. Y posteriormente con una construcción inmobiliaria privada adosada a la conectividad vial que une las comunas del Gran Concepicón y que se desarrolla en fragmentos habitacionales, dispersos y cerrados, con construcciones que ocupan humedales y mesetas.

En estos últimnos casos se trata de cambios que se producen desde la década del 90 y que generan “paisajes que generalmente se emplazan alejados de la ciudad central (Concepción), dispersos por la periferia y ocupando vastos terrenos de baja calidad para la edificación. Estos expanden la “mancha” urbana con bajas densidades residenciales, favorecen la creación de carreteras y la utilización del automóvil, lo que provoca más congestión y contaminación, además de acentuar el efectos de ciudades dormitorio, poblando el centro de día y vaciándolo en la noche, lo que aumenta los actos delictuales en los sectores de menor concurrencia”, señala la investigación en una de sus conclusiones.

Esta situación, en general, se debe también a la falta de regulación estatal y a una construcción sólo basada en el mercado, explica Leonel Pérez, lo que genera una alta transformación del paisaje, sin una visión metropolitana de conjunto, fragmentaria, dispersa, sin conexión, incluso poniendo en duda el concepto de ciudad como lugar de convivencia de las personas.

Toda esta realidad fue impactada por el terremoto, generando mayor destrucción en barrios que han ocupado humedales, como en Talcahuano, con áreas de inundación conocidas con anterioridad, pero ocupadas por proyectos habitacionales. Pero fundamentalmente, acotó el doctor en urbanismo, se descubrió el gran problema de conectividad del área metropolitana, que se ha creado justamente por su tipo de desarrollo “tentacular”, como lo denomina Leonel Pérez. Con barrios muy alejados del centro, sin la capacidad de generar subcentros, además de poseer un río importante en medio de la conurbación, “pero que con o sin esa dificultad geográfica los problemas igual se hubiesen producido”, explica.

Otro elemento que define lo ocurrido tras el terremoto tiene que ver con la segregación espacial y social de la ciudad, con barrios parcelados, cerrados por rejas y guardias, donde además del posible temor a determinados sectores sociales, se basa en una falta de comunidad en la relación de la ciudad, en su conformación, en la falta de espacios comunes y la privatización en el diseño integral.

Tras este análisis basado en la investigación y sus opiniones acerca de los efectos del terremoto, el investigador realiza propuestas basadas en ambos. Porque aclara que, a pesar de que somos parte de un todo globalizado y donde predomina el mercado, hay aspectos que se pueden modificar a mediano plazo, incluso a corto si existiera la decisión. Primero propone la coordinación de los propios ministerios y servicios estatales, pues considera que los planos reguladores que dependen de Vivienda debieran estar también relacionados con los otros ministerios, dando exigencias a Educación, Salud, Obras Públicas, Transportes, etcétera. Y luego esta coordinación debe regular la actividad privada, coordinándola a su vez.

Además, plantea que esta coordinación requiere una centralidad en la gestión, donde exista un poder metropolitano, formado por autoridades y técnicos, que defina prioridades, espacios y planes que conformen una ciudad. Esto en conjunto con una descentralización necesaria del poder que, no sólo cree esta entidad metropolitana o provincial, sino que además le dé poder verdadero a las municipalidades, pues “son la única institución estatal que trabaja territorialmente”, destaca. Y este aspecto para él es clave, porque así mismo lo debieran hacer los ministerios y demás servicios, cambiando la mentalidad y trabajando territorialmente y en coordinación.

Además, pantea la necesidad de que la descentralizacxión también llegue al ámbito de la academia, de tal manera que las autoridades locales consideren y usen las investigaciones de las universidades locales y no se espere soluciones nacionales, desde la capital, con estudios tranversales para todo el país. Esto ya se ha percibido estos días en los ámbitos de las normas sísmicas para la construcción o en el plan de alerta temprana, en los que el trabajo considera ciertas opiniones regionales, pero no se realizan proyectos específicos por región, como ya se ha sugerido. Algunos incluso ya han muerto a los primeros meses de vida.




Las áreas de desarrollo urbano actual y sus impactos


El Trébol -humedales, vialidad-

Ribera Norte

Idahue (San Pedro) -mesetas-

Lonco Parque (Chiguayante) -mesetas-

Andalué (San Pedro) -mesetas-

Vilumanque (camino a Penco) -vialidad-

San Sebastián-Bellavista -riberas-

Paicaví -humedales, vialidad-

El Manzano -riberas, vialidad-

Hualpén Sur (de Colón a Costanera) -humedales-

Cosmito -vialidad-

San Pedro de la Costa (camino a Coronel) -vialidad-

El Venado (San Pedro) -mesetas-


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Noviembre 2001: Cuando el Bío Bío suena... Inundaciones en Hualqui tras caída de muro de Ralco

Septiembre 2020: ¿Es posible que la izquierda gane la primera vuelta?

Enero 1994: “La paz es un proceso irreversible”