Septiembre 2020: ¿Es posible que la izquierda gane la primera vuelta?

Empezando el siglo, el Partido Comunista tenía el 1% de respaldo electoral en las elecciones de concejales y era la única alternativa al sueño del arcoiris. Hoy su candidato presidencial encabeza las preferencias con el 16%, tras muchos años, hartos candidatos y candidatas alternativos bajo el puente, movimientos sociales, terremotos y virus. ¿Será la primera vez que la izquierda gane la primera vuelta?

Cuando alguien dice “es la primera vez”, significa que algunas cosas están cambiando. La primera vez en cientos de años que se produce una sequía tan larga en Chile, la primera en que un virus genera una pandemia en el siglo 21, primera vez que se producen tan grandes movilizaciones desde las batallas sociales contra la dictadura o la primera vez que una encuesta presidencial es encabezada por un comunista. Son síntomas de sucesos subterráneos, suma de pequeños acontecimientos, agrupación de modificaciones que están transformando la naturaleza o la sociedad. Las sequías y los virus se los dejo por ahora a los naturalistas. Quiero, por primera vez, analizar un cambio electoral que tendrá su resultado en la elección presidencial de noviembre de 2021.

Y es que no deja de ser perturbador para muchos que en agosto de 2020 la encuesta Criteria informara que los consultados nombraron como primera preferencia presidencial a Daniel Jadue, alcalde de Recoleta, integrante del Partido Comunista. Obtuvo 16% de respaldo, mientras que el eterno candidato Joaquín Lavín, obtuvo un 15%. Pero no vamos a hablar de éste ni de otros candidatos de la derecha, sino de la posibilidad real o no de que Jadue u otro candidato de izquierda gane las elecciones presidenciales.

Primero hay que agregar que, en la misma encuesta, otros candidatos de izquierda nombrados por los encuestados fueron Beatriz Sánchez (5%), Pamela Jiles (3%) y Meo (2%). Aunque para muchos Marcos Henríquez podría no ser considerado propiamente de izquierda, ha sido tres veces candidato de una opción al menos alternativa a la Concertación / Nueva Mayoría, posiblemente desde criterios menos tradicionales como alternativas de la izquierda. Bachelet, en cambio, sí queda fuera de este grupo con su 2%. Es decir, en total suman 26%. ¡26%! ¿Primera vez? Como encuesta, es posible; pero en resultados electorales postdictadura, no. Veamos.

Todo comenzó por allá por 1988 con un plebiscito que no importa para este análisis y con la primera elección presidencial de 1989 ganada por Aylwin, que tampoco interesa porque ambos eventos fueron apoyados por toda la oposición. El primer proceso electoral que mostró la fuerza de la izquierda extra Concertación fue el 1,7% que obtuvo el PC en las elecciones municipales de 1992, el que bajó a 1,5% en 1996 y a 1% en 2000. Y eran la única alternativa cuando humanistas y otros pequeños aún se mantenían en la coalición centrista o recién comenzaban a abandonarla. Sin embargo, ya en 1993 hubo una elección presidencial que mostró que había un sector mayor que ya no estaba de acuerdo con todas las cartas que le presentaba la Concertación. Fue para la elección de Eduardo Frei, donde las alternativas al segundo DC que iba a ser presidente fueron tres: Manfred Max Neef (5,6%) -el primer candidato de la izquierda más light y que generalmente no se dice de izquierda, come verduras, ama la naturaleza y no le gusta el capitalismo-, Eugenio Pizarro (4,7%) -el cura apoyado por el PC-; y Cristián Reitze (1,2%) -la opción humanista, alternativa que ha sido más insistente que el PC, y no es broma-. En total, 11,5% en los albores de los 90. Claro, nada parecido a la fuerza que tuvo el Movimiento Democrático Popular cuando no había elecciones ni menos el casi 45% que obtuvieron en las municipales de 1971 el PC y el PS sumados. En fin.

Pero, este amago de resurgimiento alternativo a la Concertación quedó, en eso, una finta. En 1999 gana Lagos a Lavín (a penas) y la misma agrupación de grupúsculos extraparlamentarios obtiene sólo un 4,1%. Sara Larraín (ambientalista) 0,4%, Gladys Marín (PC) 3,2% y Tomás Hirsch (PH) 0,5%. Es decir, de 1993 al 2000 ese intento desapareció. Al parecer, en buena parte, porque Ricardo Lagos era visto como un candidato del ala izquierda de la Concertación, de hecho fue el candidato del PS. Eso restó opciones más hacia la izquierda. Y en el plano electoral, el PC era el único que seguía vivo, es más, que sobrevivía a duras penas a la ilusión del arcoiris.

Sin embargo, en 2004-2005 volvió a aparecer este fantasma alternativo. Y antes de la “revolución pingüina” de 2006 y de la gran movilización estudiantil de 2011. En las elecciones de concejales de 2004 -elecciones que muestran con más claridad el apoyo por partido o sector político-, el PC obtiene 4,9%, el PH 2% y los independientes de la lista unificada 2,3%. Total, 9,2%. Claro, no es una cifra para hacer ninguna revolución ni entrar a arrasar a ninguna parte, pero es un síntoma que se repite con la opción presidencial de Tomás Hirsch, quien ese año va solo por el ala izquierda de la cancha y obtiene 5,4% ¿Qué pasó? Lo mismo que con Lagos. La candidata y presidenta fue Michelle Bachelet, la que ahora es la nueva carta de la izquierda concertacionista, con el plus renovador de ser mujer. Y en 2008 hay nueva elección de concejales. Ahora el PC llega a 5%, el PH a 1,9% y los independientes del sector alcanzan 2,2%. Total, 9,1%. O sea, la recuperación se estanca. Pero existe. Sin embargo, aún no repiten la votación presidencial de 1993, principalmente por los mejores candidatos de la Concertación, y porque, claro, la elección presidencial de ese año abrió levemente el abanico a los sectores más hippies de la izquierda, que no votan por partidos de izquierda tradicionales. Al menos, hasta ese momento.

El gran salto se produjo en 2009, dos años antes del movimiento estudiantil. La izquierda o las alternativas a la Concertación obtienen en conjunto 26,3%. Sí, leyó bien. Claro, acá incluimos a MEO, porque es el que convoca a personas más allá de la izquierda tradicional y que, digámoslo de una vez, izquierda que provoca (¿provocaba?) bastantes reticencias. Y hay otro punto clave: la Concertación presenta nuevamente un candidato de su ala derechista: Frei. Quien, además, pierde. Henríquez logró 20,1%, Jorge Arrate -apoyado por el PC- obtiene 6,2% y el eterno Hirsch alcanza 5,4%. Nada mal. En su momento ya se leyó esta votación de MEO como reflejo del hastío hacia la moderación concertacionista.

Tres años después, en una nueva contienda municipal, el sector del que tratamos alcanza 11,9%, nuevamente reflejo del crecimiento muy difícil de la izquierda partidaria, pero que al menos por primera vez -insistimos en la idea- traspasa la barrera de la segunda elección presidencial. Otro síntoma. Para la estadística de los más matemáticos: Partido Igualdad 0,9%, el Partido Progresista (de Meo) 2,3%; el PC 5,4% y el PH con el Movimiento de Acción Social (MAS) de Alejandro Navarro 1,2%. Sin embargo, como algunos perspicaces ya se habrán dado cuenta, el PC era parte de la Nueva Mayoría. Error histórico del partido que más había peleado por la alternativa de izquierda y que se cambia de bando justo cuando ésta al fin tiene perspectivas reales de crecimiento con un país bastante más inquieto y movilizado que en los casi 20 años que los separaban de 1993. A pesar del error -que suponemos pronto a corregir-, lo seguiremos incluyendo en la votación total de la izquierda. Porque los que votan por los comunistas, votan por ellos hasta en el club deportivo.

En 2013 la Nuerva Mayoría vuelve a postular y ganar con Bachelet. Otra vez el “problemita” de la candidata del sector de izquierda del conglomerado. Pero ya no es lo mismo, por lo menos para los pacientes electores. Marcel Claude (2,8%), MEO (11%), Roxana Miranda (1,2%) y el nuevo candidato de los gurú, Alfredo Sfeir (2,3%); logran en conjunto 17%. Ya no el 5,4% de 2005. Y sin el apoyo del PC. Chan!

Y ya la cosa parece tendencia ascendente con la elección de concejales de 2016, donde esta vez la asociación de grupúsculos llega a 17,2%, histórico para el siglo, con un PC que obtiene 5,5%, los Ecologistas 1,9%, Izquierda Ciudadana-MAS 1,9%, Igualdad 1,3%, PRO 4% y PH 2,4%. Más grupúsculos, pero que suman más votos. Todos los de izquierda con la idea fija de andar con su propia bandera, lo que en los años siguientes se acentuará con más partiditos y movimientitos, la mayoría surgidos de los liderazgos estudiantiles. Es así como se forman varios partidos que en enero de 2017 fundan el Frente Amplio, al cual se adhieren también casi todos los partidos que venían hace años dando la pelea de la alternativa, como los humanistas y los menos viejos de Igualdad; pero no se suman ni el PC ni el PRO.

Y es así como se levanta la candidatura presidencial de Beatriz Sánchez, quien obtiene en 2017 el 20,3% de los votos, seguida por MEO con 5,7%, Eduardo Artes 0,5% y Navarro 0,4%. Total, 26,9%. Sí, casi los mismos de la última encuesta de Criteria de agosto de 2020. Pero, otra vez, sin el PC. Y, no está demás decirlo, nuevamente con un candidato de baja calidad en la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, quien alcanza 22,7%. Si, ya se percataron. Si hubieran ido todos en una sola candidatura, la alternativa de izquierda pasa a segunda vuelta. Pero eso es como pedir que el coronavirus se vaya de Chile. Aunque en este caso pareciera que el problema no fue sólo el candidato de la Nueva Mayoría, pues no era precisamente de tendencia derechista ni tan pesado como Frei. Al parecer, actuaron ya temas más de fondo.

Entonces, ¿es una sorpresa que Daniel Jadue encabece una encuesta y que el total de candidatos alternativos sume 26%? Y a pesar de que el Frente Amplio ya no es tan amplio, que el PC se unió con regionalistas y que nunca más se supo de los humanistas, MEO y los otros grupúsculos que se salieron del Frente Amplio. Pero en las elecciones, todos reaparecerán. Y en el casi 27% de 2017 no estaba el PC; al menos oficialmente.

Hay que ordenar el naipe, está claro. De esa manera podría por primera vez ganar la izquierda el paso a la segunda vuelta. Sí, otra relevante primera vez. Pero para eso deben ir con un solo candidato. En aquello ya hay un problema. El PC de nuevo está arrugando en el momento preciso: ya anunció que para ganarle a la derecha hay que ir todos juntos, hasta la DC. Ojalá se refieran a la segunda vuelta, porque ahora pueden liderar la candidatura opositora. ¿Y el anticomunismo? Sí, ahí está. El mismo que posiblemente no le permita crecer mucho más o el que incluso le obligue a bajarse para ceder la opción a otro(a). La otra ventaja ya repetida, es que la Nueva Mayoría no tiene candidato(a), y si lo tiene, es malo(a). De lo contrario, ya se conocería. En contra de esta probabilidad: las veintitantas banderitas cada cual más orgullosas de su soberanía...

Bonus track

¿Y estos antecedentes pueden dar alguna luz de cómo será el resultado del plebiscito de octubre? No.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Noviembre 2001: Cuando el Bío Bío suena... Inundaciones en Hualqui tras caída de muro de Ralco

Enero 1994: “La paz es un proceso irreversible”