Febrero 2010: De riegos realizados y abonos faltantes en el cultivo de la cultura regional

Cuatro creadores locales comentan en torno a la Política Regional Cultural


En torno a un huerto imaginario, cuatro personajes reales de Concepción conversan y analizan el actual cultivo alcanzado. Cultivo de la cultura, pues cultura proviene del latín que significa cultivar. La pregunta en torno al huerto es cómo y qué se ha tratado de construir en la Región del Bío Bío. Los cuatro personajes son el director regional del Consejo de la Cultura y las Artes, Luis Aguirre; la gestora cultural y miembro de la Corporación Cultural de la Universidad de Concepción, Moira Délano; el pintor e integrante de la Galería de los Ocho, Bernabé Carrasco; y el actor y cantante Nelson Olate.

La acción a la que se les insta a estos creadores de Bío Bío es que analicen el cultivo a partir de una semilla fundamental: la Política Regional para la Cultura y las Artes, iniciada en 2006 y que concluye su período este 2010, año en que debiera ser actualizada. Y claro, este crecimiento es analizado en torno a factores externos, como la temperatura y la lluvia, que en este caso son el fin de año y el traspaso de mando desde la Concertación a la Alianza.

Al principio, Luis y Moira explican que, como toda semilla, la Política Cultural de la región no surgió de la nada, sino que hubo una preparación de la tierra, con abonos y agua, que fundamentalmente se trató de un giro respecto de lo que en materia cultural se hizo en el período del gobierno militar de derecha. Para ambos, desde la llegada de la Concertación al gobierno se asumió que existía una deuda cultural con los chilenos. Hubo iniciativas como la creación del siempre polémico Fondart, la Ley de Donaciones Culturales para involucrar a las empresas y, principalmente, a dar al Estado la misión de articular las iniciativas de este ámbito. Antes el rol era desarrollado más por las universidades, cuenta Moira. Se plantean principios para una política, se crea el Consejo de la Cultura –la derecha no quería un Ministerio, acota Luis- y surge esta política cultural. En 20 años se hizo bastante más, pero es sólo a modo de párrafo introductorio.

La característica fundamental de este cultivo concertacionista, fundamentalmente en los gobiernos de Lagos y Bachelet, fue masificar lo producido a públicos más allá de la élite, a barrios y a comunas alejadas de Santiago y de las capitales regionales. “El artista en estos años será considerado como un servidor público, donde su obra tiene un fin social”, aclara Luis, pues lo importante es hacer circular la producción cultural, masificar el cultivo. Para Moira, en los últimos años ya existen variadas alternativas de financiamiento para los artistas, por lo que esta masificación no mermará sus potencialidades creadoras. Justamente se mantiene el financiamiento para que estos frutos sean los que se distribuyan por escuelas, barrios y provincias.

Pero como para que esto florezca se necesitan más ingredientes, los otros dos personajes reales de esta historia tienen algo que aportar. Bernabé precisa que dentro de esta positiva masificación, han existido una serie de propuestas sin contenido, sin capacidad justamente de florecer. Aplaude el avance en los barrios, pero aclara que ciertas iniciativas tienen bajo contenido, lo que deja de ser un aporte para la comunidad más allá de la necesaria entretención. “El Consejo de la Cultura ha logrado que el creador sea visto, pero es necesario que este producto masificado eduque, identifique, dé bienestar”, añade Bernabé.

Desde una óptica parecida, Nelson interviene –siempre en torno al cultivo imaginario- opinando que a la creación masificada le falta calidad, donde el intercambio se realice entre barrios o desde acciones de aporte estético, y no sólo dándole a las personas el grupo musical que ya conocen en su barrio. Pero su ícono fundamental, su estrategia para que la cultura obtenga raíces fuertes y bien arraigadas, es que la cultura se masifique en la educación. “La presencia de los creadores debe ser en las escuelas y liceos, se debe masificar creando talleres, comprando herramientas, como instrumentos musicales, financiando veladas artísticas abiertas a la comunidad”, sugiere Nelson. Porque masificar, dice, es crear un hábito, el gusto por ver y hacer arte.

Una de las principales iniciativas de masificación regional, en conjunto con los creadores, han sido las Mesas Artísticas promovidas por el Consejo de la Cultura. Allí están las de Danza, Teatro, Artes Visuales, Fotografía, las Territoriales, de Música Popular, enumera Luis, el director, a modo de distintos frutos con diversos crecimientos y maduraciones. “Desde estas asociaciones autónomas se desarrolla la creación, los proyectos colectivos y se logra un mayor acceso”, cuenta Luis.

En este ámbito de la creación, no puede dejar de aparecer el Fondart, para unos como la bella flor que abre camino y para otros como un fruto algo machucado con el paso del tiempo y las críticas. Luis propone y acepta la discusión en torno a esta herramienta de financiamiento cultural, pero rechaza de plano la opción de ensuciarla con el supuesto de apoyo a cercanos, a una élite. “Al crearse esa imagen mucha gente se restaba a priori”, cuenta Luis.

Quien sale al paso de esta apreciación es Nelson, el actor. Critica que los proyectos duren “tres a cuatro meses”, cuando lo fundamental, señala, es que las creaciones perduren durante el año y en varios períodos. “Es necesario que el Fondart apoye en forma constante para que las iniciativas se multipliquen en la gente, como ejemplos. Pero hoy tiene un serio defecto de diseño”.

Otros elementos de análisis acerca de la cultura son la infraestructura y el rol de los medios de comunicación. Del primero claramente aparece el uso inicial y ya realizado de muchos espacios públicos a los que llega la cultura. Aporte reconocido por todos. Pero el salto siguiente es crear sitios especialmente diseñados para cultivar, es decir, huertos. Moira recuerda que existe una política bacheletista de crear infraestructura en todas las ciudades con más de 50 mil habitantes. Cuenta que el dinero ya está aprobado para Tomé, Hualpén y Chiguayante y que para la primera comuna el proyecto ya está licitado. Bernabé opina que estos deben ser espacios permanentes, no sólo la calle, y que surjan a partir de lo que la gente quiere. Y en este momento aparece una segunda polémica: el Teatro Pencopolitano. Sin profundizar una discusión algo conocida, Nelson y Bernabé lo apoyan como sitio creativo y asociativo, pero Moira advierte que el proyecto no tiene gestión, por lo que se estaría trabajando en una idea similar pero que considere cómo administrarlo.

Acerca de los medios hay posiciones diversas. Mientras Luis comenta que se han intentado coordinaciones para que apoyen la cultura y Moira señala que éstos son sensibles al cultivo debido a una tradición histórica, Nelson cree que los medios son parcos con las creaciones, especialmente las locales. Moira dice que falta una política de difusión de la cultura y Bernabé le gustaría que hubiera un canal cultural. El pintor, aunque señala que los medios respetan al artista, dice que la iniciativa principal es que los gestores creen una agenda común, coordinada, para ofrecer a los medios. Que no exista competencia por presentarse todos un mismo día, sino coordinarse.

Antes de irse del huerto, cada cultivador pudo decir una frase de aliento. Esa que demuestra que todos desean abonar, regar, desparasitar, pero que a veces en la ansiedad por hacerlo provocan exceso de abonos o falta de agua. En este momento, Luis afirma que en su gestión, gracias a la articulación de redes de creadores y gestores, se hizo el doble de lo posible con los recursos que se contaba. Moira opinó que hay tres áreas de déficit: el patrimonio, los mapuches y la educación. Bernabé que se requiere una planificación estratégica a partir de reflexiones sin divisiones políticas. Y Nelson que los empresarios no apoyan la cultura si no ganan plata. Frases para una futura conversación en torno, ojalá, a un árbol más crecidito, quizás la Política Cultural 2010-2014.


Temas de la Política Cultural

  1. Apoyar al artista en la creación de sus obras

  2. Producción artística e industrias culturales

  3. Participación: difusión, acceso y formación de audiencias

  4. Patrimonio cultural

  5. Institucionalidad cultural

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