Noviembre 2007: El diablo metió la cola en la merluza

 Estado no regula la pesca industrial.

"Hace cuatro meses que desaparecieron las merluzas", dijo afligida una de las esposas de pescadores de la caleta Cocholgüe, de Tomé, al ser entrevistada por la televisión local. Y es que esa es la constatación empírica de la paulatina desaparición de ésta y otras especies marinas debido, principalmente, a la sobreexplotación industrial, avalada por el Estado.

El gobierno acaba de autorizar ampliaciones en los permisos para pescar merluza de cola con redes de arrastre de media agua. Este sistema es el principal causante de la captura indiscriminada de peces, ya que no discrimina talla, edad ni especie. De ahí que es considerado un sistema depredador de la fauna marina, actualmente a punto de ser prohibido definitivamente en la Unión Europea. Lo paradójico es que 25 parlamentarios chilenos dieron su aprobación a esta posible prohibición, mientras el gobierno autoriza su uso.

Para la pesca industrial y artesanal existen diversas formas de pescar o artes y aparejos de pesca. La menos dañina es la Red de Cerco, usada por ambas flotas. La flota industrial la usa fundamentalmente para pescar jurel y la flota artesanal para capturar anchovetas en la Región del Bío Bío.

Otro arte de pesca es la Red de Arrastre de Fondo, usada por la pesca industrial. Usualmente operan en la columna de agua, cuando el pez se encuentra levantado del fondo. La más dañina es justamente la Red de Arrastre de Mediagua, que es mucho más grande que la Red de Arrastre de Fondo y es usada para capturar peces en la columna de agua o cerca de la superficie.

Aunque este tipo de pesca está restringido a determinados lugares y tipos de peces, la flota industrial de la Región del Bío Bío solicitó el uso de las redes de arrastre de mediagua, basados en que la merluza de cola que requieren va a ser usada para venderla congelada y no para hacer harina de pescado. Con esto esperan una "mejora económica" de las industrias y, por supuesto, una baja de la cesantía.

La Federación Nacional de Pescadores Artesanales ya reclamó que el eterno subsecretario de Pesca, Felipe Sandoval, no podía dar esas ampliaciones, pues no existe ese modelo en la ley. Sin embargo, él ya aclaró que tiene atribuciones administrativas para autorizar a la flota industrial en el uso de este arte de pesca de la Región de Valparaíso al sur. También los artesanales le recordaron al subsecretario que su principal objetivo es regular la pesca para proteger los recursos, no dar más incentivos a los empresarios para que obtengan más ganancias.

El problema más grave es la cantidad de peces que se extrae con este sistema, ya que también captura la denominada fauna circundante, es decir, los otros peces que viven junto a la merluza de cola. Se trata de la merluza del sur, jurel, merluza de tres aletas, reineta, corvina, merluza común, congrio dorado, sierra, besugo, cochinchilla y alfonsino. Todos son subidos al barco, aunque no estén ni en las cuotas de captura ni en los límites máximos de pesca.

Los otros barcos que están depredando el mar son los industriales extranjeros. Aunque hay prohibiciones para ellos, recientemente el gobierno autorizó la pesca por parte de un barco factoría de Corea del Sur, luego de que las autoridades de este país asiático presionaran al gobierno aprovechando su presencia en Chile por la cumbre de los gobiernos y grandes empresarios del Asia - Pacífico.

Es decir, lo que la señora de Cocholgüe está viviendo no es casualidad ni tampoco pareciera que la razón fundamental de la desaparición de la merluza es el "alejamiento" de estos peces hacia otras aguas, como supone el subsecretario. A esta mujer, a los pescadores artesanales y a sus dirigentes les preocupa esta baja en la biomasa, la pesca de especies juveniles y la depredación generalizada.

Esta situación no sólo afecta transitoriamente a los trabajadores industriales y pescadores artesanales, sino que genera más desempleo y ya se teme por la desaparición de comunidades costeras de pescadores y sus familias. ¿No será otra reconversión forzada en la Región del Bío Bío, luego de la de los mineros del carbón?

Esta baja del recurso ya se nota en las cuotas de captura autorizadas por el gobierno, sistema que entrega los recursos de todos los chilenos a una parte de ellos: los industriales y, bastante menos, para los pescadores artesanales. Sistema que permite la compra y venta de cuotas, por lo que en algunos años es muy posible que los dueños del mar y sus recursos sean cada vez menos.

El 26 de noviembre el Consejo Zonal de Pesca, con sede en Concepción, decidió aprobar una cuota global de 154 mil toneladas de merluza de cola, luego de que este 2004 se había autorizado 180 mil toneladas. Y la baja es claramente porque no hay más peces y existe la urgencia de disminuir su captura.

Ante la crisis del sector artesanal, como también la baja en la pesca industrial que afecta a los trabajadores de las plantas pesqueras, el gobierno a debido tomar medidas. En la Región del Bío Bío hay cinco caletas y 1.400 pescadores, con sus familias, afectados en forma directa por la escasez de merluza, según informó el diario El Sur. El sector artesanal bajó un 55% su pesca de merluza de cola respecto del año pasado, mientras que la pesca industrial lo hizo en 28%.

El gobierno va a implementar capacitaciones para los trabajadores de plantas, un programa proempleo de emergencia para 250 pescadores artesanales y va a entregar canastas familiares, según anunciaron las autoridades de la Región del Bío Bío el 24 de noviembre. Además, el gobierno espera que se trabaje en pesquerías distintas a las afectadas por la depredación, lo que espera incentivar a través de un programa de transferencia de tecnología para pecar jibia, anguila babosa, anguila común, jaiba limón y congrio plateado.

Ante este panorama, los pescadores artesanales de Bío Bío, reunidos en la Federación Regional de Organizaciones de la Pesca Artesanal, decidieron realizar una movilización el martes 30 de noviembre, en Lirquén, puerto pesquero de Penco. Y en Cocholgüe llevan semanas de ollas comunes para alimentarse.

El enfrentamiento principal en esta crisis de la pesca está por parte de los pescadores artesanales y los trabajadores de plantas industriales, por un lado; y el gobierno y los empresarios industriales por otro. Pero mientras el gobierno trata de no dejar completamente abandonados a los trabajadores y pescadores, los empleados de las industrias muchas veces han estado en la misma línea de opinión de sus empleadores. No siempre han buscado la protección del recurso, sino más bien la ampliación de las cuotas, para tener trabajo. Algo difícil de apoyar por la comunidad, aunque la solución cortoplacista de estos trabajadores se entiende en el marco de la depredación de años permitida por el gobierno.

Los artesanales quieren seguir pescando, pero cuidando los recursos. De allí su fuerte rechazo a la pesca de arrastre de mediagua. Los industriales sólo tienen ganas de seguir ganando dinero. Y al gobierno se le ve más preocupado de los industriales que de los artesanales y la vida en el mar.

Los pescadores buscarán la ayuda y el apoyo de las juntas vecinales de sus comunidades pesqueras y, posiblemente, intenten unirse con los trabajadores de plantas. Pero para eso necesitan un objetivo común. El gobierno y los empresarios hace tiempo que se ven unidos. Ya aparecerán los políticos de oposición y concertacionistas, quizás también empresarios de otros rubros, que apoyarán las decisiones del gobierno. En lo inmediato, los artesanales requerirán mucha capacidad política para lograr un desequilibrio a su favor.

Quizás una primera medida será definir que los grandes empresarios son los principales responsables de esta depredación y que la desregulación estatal hoy está claramente personificada. En reciente congreso, al Confederación Nacional de Pescadores Artesanales decidió pedir la renuncia a Sandoval. Por lo pronto, juega a su favor su buen grado de organización regional y nacional, pero les faltan aliados decididos para su tarea principal de salvar los peces para mantener sus comunidades pesqueras. Quizás es hora de los ecologistas y de dirigentes y vecinos de las caletas y puertos en que viven estos trabajadores y pequeños empresarios. Y por qué no, de algunos municipios.

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