Abril 2001: La otra coca. Campesinos defienden sustento y tradiciones

Al igual que los pueblos indígenas de Chile, los aymaras y quechuas de Bolivia aman y viven de la tierra. De ella producen sus medios de subsistencia y mantienen una relación espiritual de siglos con la naturaleza. No por nada, cual hijo defienden a esta madre aún a costa de la muerte. A ella, que les da cobijo y medios para vivir, como azúcar, algodón, cacao, quinoa, frutas y hoja de coca.

Estos productos, su tierra de cultivo y mejores precios son los que hoy están defendiendo los indígenas y campesinos de Bolivia. El bloqueo de carreteras ha sido el arma principal, que se ha desarrollado junto a paros y protestas de otros sectores sociales con problemas frente al gobierno neoliberal de Hugo Bánzer, quien pretende continuar la política de privatizaciones que inició débilmente en 1970 con un golpe militar. Medidas que, claro, comenzaron mucho antes.

El más pobre de los hermanos

El prinicipal recurso de exportación boliviano en el siglo XIX fue el nitrato, que le fue arrebatado por Chile en la Guerra del Pacífico junto con la provincia de Antofagasta y su salida al mar. A pesar de sus riquezas naturales, agrícolas y minerales, la extrema dependencia crediticia de Inglaterra y Estados Unidos no le permitieron un desarrollo similar al resto de los países de América Latina. Fue siempre uno de los parientes más pobres.

Hasta los créditos se acabaron con la crisis de 1929. Bajó el precio de su ahora importante estaño, subió la cesantía y la pobreza pasó a ser hambre. Los campesinos, estudiantes, trabajadores y militares se rebelaron contra el gobierno, junto a comerciantes, agricultores y exportadores que impusieron un gobierno menos liberal.

La situación no mejoró pues los préstamos se mantuvieron. Los latifundistas, comerciantes y militares se ven en la “obligación” de buscar una salida al mar por el Chaco, donde además hay más petróleo. Fue en la década del 30’ esta segunda derrota militar en sus intentos por mejorar.

En 1952 se produce la importante una rebelión que expropia minas, fundos y fábricas, y que puso en el poder a los en ese tiempo rebeldes del recién creado Movimiento Nacionalista Revolucionario, Siles Suazo y Paz Esstensoro. Este mejor intento fue derrotado por el golpe de Barrientos, quien gobernaba en el año del intento del Che Guevara y sus guerrilleros. Ante la imposibildiad electoral y rebelde, los militares de izquierda toman el poder comandados por Torres, quien es derrocado por Bánzer.

Un sintético análisis de la historia contemporánea de Bolivia nos demuestra que los intentos electorales e insurrecionales no logran asumir la necesidad de controlar el poder total, que se explicaría por la falta de un proyecto de los obreros y por la mayoría indígena que no puede o no quiere conducir un proceso desde las bases de un sistema que rechazan culturalmente, lo que se une a su permanente despolitización y rebeldía casi exclusivamente reivindicativa. Sin dejar de lado la permanente y sistemática represión contra los indígenas y trabajadores, que se mantiene hasta hoy con tanta o más fuerza que en el resto del siglo XX.

Tras las dictaduras se mantienen gobiernos de derecha, incluido el ya renovado MNR. Paz Esstensoro realiza desde 1985 una de las mayores reformas neoliberales con privatizaciones, masivos despidos de mineros, municipalización de la educación y otras recetas de la dictadura chilena y el FMI. Política que continuarán en los 90’ Gonzalo Sánchez y Bánzer. Entre las medidas del primero está una ley que reconcentró la propiedad agricola, decisión muy importante en las protestas campesinas que se desarrollan hoy.

Bolivia intenta mantener algún desarrollo a través de la extracción minera, la agricultura, la manufactura de algunos minerales y la refinación de petróleo. Estos dos últimos dan el mayor peso económico al país, aunque la mano de obra y, por lo tanto, el peso social para el cambio desde los pobres se concentra en los campesinos (la mitad de la fuerza laboral), muchos de los cuales son ex mineros despedidos. Hoy estos últimos son el 5% de la mano de obra, en servicios está el 26% y en manufacturas el 10% de la fuerza laboral.

Todos en un contexto de privatizaciones y libertad de comercio que se mantiene por ideología, presión estadounidense y firmeza gubernamental. Al punto de que hasta los propios empresarios han rechazado, por ahora, el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas y han preferido la asociación limitada con el Mercado Común del Sur. En tanto, otros prefieren la ilegalidad del narcotráfico y sus suculentos ingresos que aportan en buena medida a las entradas del país.

Campesinos y cocaleros

Frente a esta situación los campesinos cocaleros han pedido la industrialización de la producción de coca y que se abran nuevos mercados a las decenas de fines legales de este milenario producto para mejorar la situación en las granjas, no reprimir a los campesinos para eliminar la coca y permitir su administración por parte de los propios indígenas.

El gobierno ha respondido con la sustitución de los cocales por otros productos. Sin embargo, poco se ha logrado, pues el desarrollo se deja al mercado, los precios pagados por los productos son muy bajos y parte importante de los dineros para este desarrollo alternativo quedan en la telaraña burocrática y corrupta del Estado.

Mientras los mineros han experimentado un retroceso numérico y político, los campesinos se han convertido en el sector más decisivo en la lucha frontal contral el sistema. Allí conviven los campesinos tradicionales y los cocaleros. Los campesinos estan dejando de lado al ex izquierdista MNR y junto a los cocaleros han logrado avanzar con Izquierda Unida o las organizaciones campesinas autónomas dirigidas por el líder campesino y diputado Evo Morales.

Su lucha diaria, el aporte minero e indígena, y la pelea con caracteres antiimperialistas, pone a este sector social en mayor enfrentamiento y autonomía que la propia Central Obrera Boliviana, que se mantiene más en el juego de la negociación e influenciada por la izquierda tradicional. Al punto de que ya han formado su propia organización política, la Asamblea para la Soberanía de los Pueblos, que luego cambió levemente su nombre para aglutinar a otros sectores nacionales que estén por el cambio del sistema capitalista. Y la COB? Es vista como una organización demasiado influenciada por el gobierno, aunque se busca la alianza permanente con ella. Quizás la conducción del campesinado sea una forma de unir a la desmembrada izquierda y a sus diversos y pequeños partidos.

La permanente represión

La orden de Estados Unidos de erradicar la coca para combatir el narcotráfico que inuda sus fronteras ha significado represión, cárcel, tortura y la muerte de decenas de indígenas y campesinos. La razón de fondo es destruir, con el apoyo financiero de Estados Unidos, este movimiento que avanza en organización y metas.

En mayo de 1996 el gobierno anunció el plan de erradicación de coca, que ya venía realizándose en menor escala desde la dácada del 60’. La Confederación Boliviana de Campesinos respondió que es una medida irracional y advirtió al gobierno que se levantarían "en defensa de nuestras familias, nuestras vidas y nuestra supervivencia". Evo Morales agregó que "Chapare será una nueva versión de Chiapas".

Este primer intento fracasó, pero vendrían otros inicios de esta “opción cero”. Así, cada año se sabe de nuevas protestas, marchas, muertes por la resistencia que se mantiene a esta política de granadas y balas que pretende dejar sin organización, pan ni tierras a los cocaleros. En 1998 Morales denunció que “sólo en Bolivia las fuerzas del gobierno han provocado la muerte de 12 campesinos en los intentos por imponer la erradicación forzosa. Esta tasa de mortalidad es varias veces más alta que la mortalidad que produce el abuso de cocaína en Estados Unidos. El remedio es peor que la enfermedad”.

El 2000 ha llegado con nuevas luchas. En enero hubo una gran movilización en Cochabamba, que aumentó en febrero y marzo. Luego una rebelión en el mismo departamento en contra de la privatización del agua para los indígenas. A esto se sumó una huelga general en el país y un motín policial en La Paz, que complicó las posibilidades de impedir los bloqueos de las principales carreteras del país y las manifestaciones por problemas regionales en Sucre, Oruro y Potosí.

Recodando sus viejos tiempos, Banzer decretó el estado de sitio el 6 de abril. Hubo de cinco personas muertas, decenas de heridos y 50 dirigentes presos.

Un ampliado de emergencia de los dirigentes del comité de coordinación de las seis federaciones campesinas del trópico cochabambino determinó iniciar el 30 de julio el bloqueo de la carretera principal Cochabamba-Santa Cruz. En septiembre instalan 17 puntos de bloqueo en la carretera nueva a Santa Cruz, a lo que ahora se sumó un paro de profesores. Hubo otros cinco muertos entre los manifestantes. Las principales demandas inmediatas de los campesinos son la no construcción de tres cuarteles militares en el Chapare (Cochabamba) y el cese de la erradicación de hoja de coca.

Recién el 3 de octubre el gobierno anuncia que no se construirá las bases militares. También hubo acuerdos preliminares con los campesinos no cocaleros, profesores y transportistas. El gobierno no llegó a acuedo con los cocaleros, quienes exigen mantener como mínimo 20 metros cuadrados por granja para el cultivo tradicional de coca, pedido innegociable según el gobierno.

Y ante la violencia militar está respondiendo la rebeldía campesina. El 21 de octubre hubo una emboscada que dejó dos militares muertos, cuatro heridos y daños en un helicópteto. El gobierno afirmó que tiene dinero externo para continuar sus operaciones y aún no cumple su compromiso de retirar las fuerzas del ejército si se desbloqueba las carreteras. También hay indicios de que no anulará la ley de reforma agraria de Gonzalo Sánchez y la ley de privatización del agua, como acordó con el resto de los campesinos.

En tanto, los cocaleros formaron comités de autodefensa para enfrentar a los militares. Y ya anunciaron nuevas protestas para defender la tradición, la tierra y la hoja de coca.

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