Mayo 1999: Movimiento estudiantil resurge en Concepción

En las cuatro universidades tradicionales de Concepción y Talcahuano muchos estudiantes han debido salir de las aulas a pedir dinero para becas y aranceles o para exigir que se rebaje el pasaje escolar. Se extrañó al comienzo la ausencia de la Universidad de Concepción de esta lucha iniciada por las universidades del Bío-Bío, Católica y Federico Santa María. Pero después se incorporaron más de diez carreras de la U. de Concepción, dirigidas por sus centros de alumnos.

Según el vicepresidente de la renacida Federación de Estudiantes de la U. de Concepción, Martín Sanzana, el problema es la conducción del presidente, Gustavo Pinto, quien estaría de acuerdo con el sistema de universidad financiada por los estudiantes y privados.

Mientras los alumnos sacaban cuentas y analizaban sus peticiones, se encontraron con que cada vez les salía más caro el pasaje del transporte.

El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Federico Santa María de Talcahuano, Pablo Andrades, dijo que es inexplicable que el pasaje cueste 100 y 200 pesos el boleto entero. La mayoría de los estudiantes de esa universidad son de sectores populares de Talcahuano, Lota, Coronel, Los Álamos, Arauco, Lebu y Concepción.

Según Andrades, "el Estado en algún momento va a tener que asumir el problema de fondo, que es subsidiar parte de la tarifa escolar". Los estudiantes están preocupados porque conocieron un documento del Consejo Nacional del Transporte que afirma que se subirá progresivamente el pasaje escolar hasta eliminarlo. Para el próximo año se amenaza subir entre un 50 a 70% el pasaje entero, y en tres años igualarlo al pasaje corriente.

Los universitarios penquistas hicieron marchas y tomas, incluso junto con estudiantes secundarios. No consiguieron mucho pero hicieron sentarse en la mesa al gobierno y empresarios para algunos compromisos que están en discusión.

La política universitaria -heredada de la dictadura- se basa en la Ley Orgánica Constitucional de Educación, que define una disminución progresiva de los aportes estatales a las universidades tradicionales. En 1981 la educación superior recibía el 1,4 por ciento del PGB y en 1990 sólo llegaba al 0,5 por ciento.

Cada universidad tiene además sus problemas particulares. En la Católica se movilizaron para exigir un paso peatonal sobre una carretera que está al frente de la casa de estudios. En la de Concepción se protestó porque las deudas de algunos alumnos las cobra una empresa externa a la universidad.

En las tres federaciones movilizadas en Concepción los presidentes son de Izquierda o simpatizantes. Aunque la votación estudiantil no se afirma en la militancia política, esos grupos son los más comprometidos con los intereses de los alumnos y sustentan la idea de construir una universidad abierta a la sociedad. De allí que las reivindicaciones estén acompañadas de movilizaciones unitarias.

La baja participación de los estudiantes, respecto a los años de dictadura, se basa en la conocida tesis de que los jóvenes esperaban más de la democracia y que el sistema de participación es nulo.

Sin embargo, funcionan las federaciones y centros de alumnos. Ramas deportivas, teatro, grupos cristianos y crece la demanda por el uso de espacios físicos de la universidad.

En las ultimas elecciones en la Federación de la Santa María ni la lista ganadora ni la perdedora se identificaron políticamente. Sólo algunos estudiantes saben que su presidente, Pablo Andrades, se declara socialista sin militancia y admirador de Allende y Clotario Blest.

Pero aún así hay allí dos grupos organizados de Izquierda: el Frente de Estudiantes Revolucionarios, de tendencia mirista, y los trotskistas de la Juventud Obrera Revolucionaria. Ambos trabajan con la Federación.

¿Qué pasa en la Universidad de Concepción, que no se movilizaba a pesar de que muchos alumnos tenían iguales problemas que en las otras tres universidades? Su vicepresidente, Martín Sanzana, explica que no hay menos gente preocupada, quizás más tampoco. El cambio es que dentro del estudiantado hay un sector organizado que encabeza la federación y que está de acuerdo con el modelo de universidad que se está aplicando. "Es un sector de la Concertación y de derecha. Ellos defienden los planteos 'modernizantes' de la rectoría", explica Sanzana.

Entre el estudiantado más organizado y politizado se discute acerca de la organización estudiantil.

La Federación reapareció en 1997 después de una ausencia desde fines de los 80.

Dentro de la Izquierda de la Universidad de Concepción existen la Franja Autonomista Universitaria, de la cual Sanzana es miembro; el Movimiento de Recuperación Universitaria, surgido hace dos anos en la Facultad de Medicina, socialistas aislados y las Juventudes Comunistas.

El problema no es sólo la unidad de los grupos de Izquierda, que son muy pequeños dentro de la universidad. Existe una masa que no está con el modelo, pero tampoco está organizada ni participa. Parte importante de los jóvenes no vivió la dictadura, pero no desea dejarse arrastrar por el sistema de la universidad sin apoyo del Estado.

El vicepresidente Sanzana plantea que primero se debe cuestionar el modelo, dejando claro cuáles son los sectores que hoy lo impulsan en la universidad, definiendo un antagonista: quién tiene el poder.

Además -agrega- hay que reivindicar una forma abierta de hacer política, en lugares masivos, sin miedo a sufrir derrotas "en la perspectiva de construir fuera de los espacios cerrados, donde se planifica salir a dejar la cagada, pero sin enfrentar al poder que implementa las medidas en la universidad". Un punto básico en la discusión es cómo democratizar la universidad. Hay que generar conciencia -se sostiene-, crear redes de organización, una fuerza estudiantil con visión de largo plazo, una estrategia de lucha y asumir una disputa abierta dentro de la principal casa de estudios de Concepción.


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